viernes, 29 de julio de 2016

Distintos rostros de la fragilidad

Padre Hurtado con niños en Colina (Foto: Fundación Padre Hurtado)
Cuando en 1944 el Padre Hurtado le sugirió a un grupo de señoras, a quienes ofrecía una meditación, crear el Hogar de Cristo, lo hizo golpeado por el encuentro con un hombre que vivía en la calle en un día lluvioso y frío, enfermo por no tener donde dormir (1). La fuerza de su emocionado relato, afirmado en su convicción creyente de que en el rostro de ese hombre se encontraba con el rostro de Cristo, llevó a que en poco tiempo se levantara el Hogar y que junto con la hospedería se fueran abriendo luego otros servicios que atendían a los distintos rostros de Cristo que inundaban las calles de Santiago. Al poco andar la mirada y las acciones se ampliaron a todo el país (2).

En la reflexión de la Iglesia Católica en América Latina tras el Concilio Vaticano II, los rostros de Cristo sufriente ocupan un lugar primordial. Será en la III Conferencia del CELAM en Puebla-México (1978) que se acuñará esta expresión, identificando en los campesinos desplazados, en los pueblos originarios maltratados, en los niños abandonados y sin esperanzas, en los jóvenes frustrados por la falta de oportunidades, en los subempleados y los desempleados, en los sin hogar, en los ancianos marginados, el rostro mismo de Cristo sufriente. En 2007 los obispos latinoamericanos, reunidos esta vez en Aparecida-Brasil, ofrecieron una actualización de estos rostros de Cristo sufriente que nos interpelan y nos llaman a la acción prioritaria: adictos dependientes, migrantes, enfermos, quienes viven en la calle en las grandes ciudades, quienes están en prisión.

Las ciudades en que vivimos han ido creciendo exponencialmente. Nuestras economías y sociedades se han ido desarrollando. Si el problema en los 40s eran los cientos de niños en las calles, durmiendo bajo los puentes, sin zapatos, sin un hogar, sin la posibilidad de formarse. ¿Cuál es el principal problema hoy? ¿Cuál la respuesta que debiéramos dar? El progreso hace presente otras fragilidades, ámbitos de dolor y necesidades humanas, que antes o no eran tan relevantes o no estábamos en condiciones de abordar: Adicciones de todo tipo; Disolución de vínculos y de comunidades; Padres - varones - ausentes de la crianza y cuidado de sus hijos; Violencia contra la mujer; Grandes flujos de migrantes que se movilizan buscando mejores oportunidades; Los miles de jóvenes que ni estudian ni trabajan; Guetos urbanos donde reina la violencia, la inseguridad y la desesperanza.

No bastan las respuestas de ayer para problemas de hoy. Ni tampoco podemos esperar sentados que otros o que el Estado haga lo que está de nuestra parte hacer.

Referencia
(1) Ver el completo estudio de Samuel Fernández Circunstancias de la fundación del Hogar de Cristo: Estudio histórico en los documentos contemporáneos en Teología y Vida, Vol. XLIX (2008), 875 - 891
(2) Actualmente el Hogar de Cristo atiende alrededor de 50.000 personas cada día, en programas de distinta naturaleza orientadas de acuerdo a 10 líneas de acción, que incluyen Reinserción Educativa; Jardines Infantiles y Salas Cuna; Inclusión de personas en Situación de Calle; Consumo problemático de alcohol y otras drogas, entre otras. Vea todas las lineas de accion en la pagina web del Hogar de Cristo.

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